El dolor crónico tiene efectos en la vida de las personas, interfiere en las tareas a nivel personal, familiar y social. A esta fase se le denomina precisamente fase de Interrupción. Cuando las interrupciones se tornan constantes y repetitivas sobreviene un efecto negativo en las metas, ideas e incluso el pensamiento del individuo afectado y cuando estas se hacen presentes (clínicamente manifestadas como ansiedad o depresión) se ha entrado en la fase de Identidad, es decir, la identidad de la persona esta alterada negativamente.En Inglaterra se realizó un estudio en donde pacientes con dolor crónico caminaron por 5 kilómetros, solos y con algún compañero sano, parando la prueba cuando el paciente reportara aumento en su dolor. Los resultados que obtuvieron mostraron que cuando el sujeto caminó solo detuvo la prueba en un lapso mucho menor de tiempo que cuando caminó acompañado y también se reportó que cuando caminó acompañado el nivel de dolor fue más tolerable que caminando solo.
Este estudio nos muestra la influencia de factores sociales y psicológicos respecto al dolor en los pacientes que lo padecen.
El mecanismo del miedo para evitar el dolor.
En otra investigación se analizó el efecto del miedo al dolor en pacientes con dolor crónico, donde señalaron que el paciente que ya está con dolor, refuerza consciente e inconscientemente los mecanismos del miedo con el fin de evitar aumentar su dolor ante actividades que lo desencadenan (p.ej. doblar las rodillas, alzar los brazos, apretar con fuerza algún objeto con las manos, etc). Esto trae como resultado cierta inactividad, la cual con el tiempo progresará a incapacidad y de aquí la importancia que el tratamiento del dolor sea efectivo.
Fase de Identidad.
Generalmente esta fase se manifiesta clínicamente como depresión, y muy pocas veces recapacitamos en su importancia. El paciente con dolor crónico (p.ej. el enfermo de artritis reumatoide) presenta algún grado de depresión y normalmente el tratamiento médico se enfoca en aminorar los síntomas de la enfermeadad e intentar detener su progresión pero pocas veces se presta atención médica al componente psicológico de la enfermedad, que como han señalado algunos estudios es factor en el curso de la misma.
Existen cuestionarios que valoran de forma general el grado de depresión, que pueden ser usados por médicos y pacientes y orientan al profesional de la salud en que medida terapéutica es útil en cada etapa, desde apoyo psicológico, terapia ocupacional y fármacos.
Por tanto, es importante atender al paciente reumático desde un enfoque multidisciplinario que involucre tanto a los profesionales de la salud (p.ej. reumatólogo, psiquiatra, psicólogo, terapeuta físico, etc) como a la familia del paciente y siendo esta última, tan importante como la primera.
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